viernes, 5 de diciembre de 2008

Con amor, gracias.


Hoy voy a hablar de mis amigos. De los amigos que me cobijan dulcemente entre sus corazones. No estarán todos, pero sí los indispensables.


Amiga, aunque ya no acompañas mis días, por siempre permanecerás en un pedazo de mi corazón. Gracias por tu presencia fuerte, vulnerable y generosa. Te envío un abrazo con harto cariño y agradecimiento por todo lo compartido, las carcajadas, las lágrimas y las enseñanzas. Te quiero M.

Gracias a mi amiga perenne, la más cercana a mi corazón, por y a pesar de nosotras mismas y de las circunstancias siempre cambiantes, de todo lo vivido juntas y separadas y de todos los años en que nuestra amistad se ha ido tejiendo como una telaraña brillante y mágica, a veces inadvertida, pero siempre existente. Te abrazo siempre O.

Gracias al que en su ausencia, me es tan presente y querido como cuando caminábamos juntos y conversábamos de cualquier cosa. Te extraño muchísimo, pero los años de inmensa generosidad y tenaz cariño, dejaron huellas imborrables en mí y por ello, aunque nunca volviera a verte, siempre estás conmigo L.

A tí M, un abrazo inmenso y permanente.

Mi querido R, hablar contigo es abrir las puertas de lo posible, es soñar a ojos abiertos y saber que lo que uno sueña con constancia, se cristaliza. Hablar contigo es volar alto y planear libremente en las ideas y los afectos. Gracias siempre.

I, tu corazón es grande, fuerte y amplio. Me siento feliz de haberte encontrado y de habitar un mundo común de letras, imágenes, poesía y palabras. Siempre instalas en mi cara una sonrisa.

Gracias E por tu afecto de años, por la constancia, por la confianza, por las palabras habladas y escritas, por las horas al teléfono, la comida en aquel restaurante, y la ternura verde de tus ojos.

Maestra, conocerte es una ventana al infinito, a la fuerza avasalladora de la constante entrega y tenacidad. La generosidad que habita en tí, el amor que pones en tus actos y tu cálida presencia me inspiran a crecer y a expresarme. Gracias.

Mi J, estamos juntos desde que naciste, a veces en luz y otras en sombras, pero siempre en amor. Tu eres una fuente de energía y fuerza inagotables para mí. Te admiro, te abrazo, y, profundamente y por siempre, te amo.

Adorado Em, mi vida es mejor en todos los sentidos desde que decidiste acompañarme y entregarme la sagrada tarea de criarte. Te amo como no hay palabras para expresarlo y cada día agradezco tu existencia luminosa a mi lado.

Mi bello y rebelde enfermero, eres la fuerza incontenible que me impulsa a explorar distintas vertientes para encauzar este río cambiante e inmenso de nuestro amor. Doce ciclos hemos andado, mi corazón te guarda y el brillo de tus girasoles me acompaña a diario. Nadie como tú me hace sentir entera y en casa al abrazarme. Te amo.

1 comentario:

Jonathan Osorno dijo...

Yvalú, te luciste en serio, o me llego de verdad, o era una basurita en el ojo. 8-)
Te mando un besote chamakita ya sabes que el amor es mutuo e interminable, gracias por todos los años de apoyo, enseñanza, amor, pleitos, reconciliaciones e historias juntos, te abrazo. (L)