viernes, 14 de octubre de 2011

♥ Ƹ̴Ӂ̴Ʒ ♥

La vida es la mejor "escuela" que existe.

No se me ocurre otra cosa mejor que la vida a la hora de ponernos de frente las circunstancias, personas, vivencias y experiencias que necesitamos para seguir andando. Mi amiga querida diría que es el alma, la que nos va llamando e indicando todo cuanto nos es benéfico y necesario y yo coincido cada vez más. Hace algún tiempo aún sentía un poco de reserva para expresar desde el lenguaje, lo que en mi corazón siento y creo, ahora cada vez más lo siento libre, aleteando dentro y me nace mostrar el deseo y el gozo que experimento por lo que voy integrando en mí a partir de las ganas, a partir de leer, escuchar, sentir, intuir, percibir, crear y luego,recrear.
A veces, en medio de una situación que traduzco como tensa, desagradable o, incluso aún más cuando estoy disfrutando de una etapa o de un momento exquisito y delicioso, le atribuyo la responsabilidad de su creación a alguien o algo más fuera de mí, de pronto olvido por un momento que soy la creadora de mis experiencias y de que todo cuanto acontece en mi vida es una creación o una cocreación mía.

Lo siento, lo escribo y lo pienso y el primer sentimiento que experimento es un asombro acompañado de un leve temor de saberme/sentirme/aceptarme tan poderosa.
Y, como reflexionaba antes, suele suceder que me sienta responsable con tanta mayor frecuencia de las experiencias que no disfruto, que de las que sí gozo. ¿Por qué?

Es una pregunta que dejo abierta ahí, para explorarla, que no intento resolver en este momento, pero que al escribir, me ha surgido y la nombro.
Estas semanas, días y horas han estado tan vivas en mi percepción, desde hace algún tiempo y cada vez más, siento los instantes con mayor profundidad, los experimento con mayor viveza, los valoro y paladeo con mayor detalle y riqueza. Eso me gusta y mucho.
Ando este caminar en espiral tras la recuperación gozosa de la conciencia en un compromiso de amor conmigo misma y me gusta, aún cuando las sensaciones no son del todo agradables en ciertos momentos, al término de las mismas, a veces, incluso en medio de ellas logro conectar con su valor y agradecerlas por las vivencias, los mensajes y la sabiduría del alma que conllevan.
Los ritmos se han suavizado, las percepciones ampliado, los sentidos desarrollado y los lenguajes adaptado a estas "nuevas" formas de interpretar.me.

Canto, vierto la voz cascada, libre de antiguos juicios, en celebración de su existencia, en alegría de su belleza, de su ondulación, de su sonido.
Bailo, encuentro el placer en mi cuerpo, lo reconozco y lo llamo, lo acepto, lo convoco, movimientos que surgen de lo dentro, comunión innata y perenne de lo interno y externo, el UNO.

Comunico, siento, escucho y transmito aquello que recibo y recreo, y lo traduzco vez tras vez en lo instantáneo, hasta que va siendo más transparente, más claro, más fiel a la voz original, individual y colectiva del Universo, en mí.
Acepto y acepto que no siempre acepto, que estoy en el proceso espiral de aceptar.me.

Amo, ondulante y fresca, tormentosa y soleada, nocturna y diurna, húmeda y caliente, fría y seca, todos los tonos, texturas, emociones, vibraciones, sonidos, colores que soy y recibo.

Soy.
¡Gracias!