Estoy leyendo el libro "Las horas" de Michael Cunningham.
Empecé antier y ya estoy pegada a él, en cada momento libre que le gano a las tareas cotidianas.
Me encanta cuando un libro me llama así, me resuena dentro y estoy ahí, imaginando de manera muy personal las vidas de estos seres, dando color, sonido, textura y forma a lo que piensan y hacen: sus actos más cotidianos, el transcurrir de sus experiencias mientras las leo.
Hay algo mágico en el acto de leer, una conjunción de pensamientos, sentimientos y vivencias, una relación única e irrepetible que inician escritor y lector cada vez que se lee un libro. Leer es viajar, ampliar los horizontes y conocer, probar, escuchar, oler, sentir, tocar, vivir a través de las imaginaciones entrelazadas, unidas en un continuo acto de cocreación maravilloso.
También el navegar dentro de un libro nos conecta con todas las voces, las ideas de antes y de ahora, lejanas y cercanas, las emociones sentidas; aquello que nos enlaza más allá de cualquier diferencia y distancia. No hay límites. Dentro de los libros podemos encontrar el inmenso, y a la vez limitado espectro, en que como humanidad nos movemos, reaccionamos y sentimos.
Amo leer y por lo pronto estoy amando cada línea leída en este libro que, desde mi perspectiva e insuficiente vocabulario in inglich es un riquísimo ejemplar para explorar, navegar e imaginar.
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