martes, 30 de diciembre de 2008

Reflexionando...


Traigo varios pensamientos rondando en mi cabecita y necesito luz para aclararlos, espacio para esparcirlos y acomodarlos con calma, para entonces ser capaz de darles su lugar y reincorporarlos en mi ser, ya examinados, entendidos y adecuadamente procesados.

A ver, a ver, primero hablaré de la vocación de servicio. Tristemente debo admitir, que me gustaría poseer mayor capacidad de dar y amar. Tiendo a ayudar, invariablemente me siento movida a hacer algo en beneficio del prójimo, pero he aquí que la mayoría de las veces el gesto se queda en intención y no florece en acción. Eso realmente me avergüenza y también me entristece. Y me pregunto por qué tantas veces me he detenido ante el deseo de hacer algo bello en favor de otra persona e incluso de mí misma. En ocasiones me frena la flojera, en otras la comodidad, pero creo que en la mayoría es el miedo a perder. ¿Qué temo perder? Dinero, tiempo, un momento de placer, una propiedad importante para mí, algo que creo necesitar más que la otra persona? ¿Qué es?

Y estoy reflexionando sobre el hecho de que el dar, el hacer algo hermoso por alguien más es algo que parece muy simple, pero que en realidad no lo es. Pienso en que muchas veces damos lo que nos es más fácil soltar, pero cuando el acto de dar compromete algo de lo que se nos dificulta desprendernos, pues... digamos que ahí comienza a complicarse el asunto. Algunos son más generosos que otros, hay personas dotadas de verdadera soltura para dar y darse a otros (en el buen sentido de la expresión) y otras, como yo, que tenemos límites más rigurosos.

Me pregunto si el DAR es algo que debe hacerse de manera fluida y espontánea, lo que significa que cada quien dará sólo aquello que le sea fácil proveer al otro, o si el verdadero acto de "DAR" involucra una especie de sacrificio, en el que el dador lo hace a pesar de que quizá le cueste trabajo, o lo haya tenido que meditar, o se haya convencido a sí mismo de que las necesidades del otro son, en ese momento, más importantes que las suyas. Supongo que hay de todo, porque por más que crea en la bondad humana, es evidente que las personas actuamos para satisfacer nuestros deseos antes que los de los demás la mayor parte de las veces, de otro modo, el mundo sería un lugar más pacífico y con menos contrastes en la distribución de la riqueza y hasta de la felicidad.

También vale la pena ser conscientes de que en ocasiones damos para recibir, ya sea aprobación, agradecimiento, admiración o para atenuar un sentido de culpabilidad. Y entonces, ¿todo acto de "dar" es válido?

Si hubiera forma de medir la calidad de un acto de "altruismo", ¿cuáles serían los parámetros?: ¿La felicidad del que recibe?, ¿la utilidad del acto en satisfacer las necesidades del receptor? o bien, ¿la intención del dador?, ¿su total concentración en realizar un acto de amor y generosidad para alguien más?

Hay veces en que uno da algo con profundo amor y sin embargo quien lo recibe no lo necesita ni lo desea; hay actos de amor que en ocasiones resultan contraproducentes.

No es fácil saber con exactitud lo que en realidad beneficiará más al otro, dado que incluso es complejo descifrar lo que uno verdaderamente necesita. ¿Cuántas veces hemos tenido detalles con quien amamos, que nos suponen un esfuerzo extra y que sin embargo parecen no significar nada para el otro y viceversa?

Y eso me recuerda otro acto de igual importancia que el de DAR, y es la acción de AGRADECER.

Ese es todo un tema que exploraré en otra ocasión, pero creo que van de la mano. Pienso que ambos tienen relación con el esforzarse por estar atentos, receptivos, relajados y permitirnos sentir, escuchar y expresar de manera más profunda nuestra humanidad.

Entonces, ¿qué tan abiertos están nuestros sentidos para valorar todo aquello que recibimos y para percibir qué es lo que en verdad necesitan de nosotros los demás?

Tengo muuuuucha tarea...

1 comentario:

Jonathan Osorno dijo...

Bloguera de corazón, me encantó esta entrada tuya. Siento que tu punto de vista es muy interesante aunque aún esté en proceso de maduración. Dar quizás podría resultar un acto como el perdón, el cual es de más utilidad para el que lo realiza que para el que lo recibe. No lo sé. Lo que si es cierto es que cada parámetro que mencionaste aplica para mi pensar.
Y ese combinar de factores podría ponerle una calificación a un acto de DAR. Sin embargo, creo que dar en sí es positivo, incluso cuando se espera algo a cambio o cuando no fue de mucha utilidad. Sería un gran tema de conversación que no tiene espacio suficiente en este medio. Feliz Año Nuevo Yvalú, ya viste la hora a la que publicaste tu entrada?