miércoles, 7 de abril de 2010

Se hace el camino al andar, vaya que sí...

En medio de tanto trabajo interior y algo exterior, de tantos subes y bajas emocionales en mi búsqueda de consciencia, abandoné el privilegio de escribir "en voz alta" mis pensamientos.
No encontraba un momento de calma y balance para expresar lo que ni siquiera podía organizar en mi mente y en mi cuerpo.

No pasa nada y pasa todo, no hay grandes cambios en lo aparente pero siento una tempestad seguida de una intensa paz, luego viene un inmenso amanecer cálido y sereno para después anochecer sin luna y rodeada de fuertes vientos, más o menos así me siento.

Siempre me he colgado de los libros como quien se aferra al salvavidas en medio del oceano, siempre busqué las respuestas y las guías en las letras impresas, en los caminos ajenos y en las experiencias compartidas. Soñé, idealicé, deseé y temí con igual fuerza que me pasaran las mismas cosas, encontrar la misma seguridad, vislumbra el camino con claridad y atravesar la noche oscura del alma para salir triunfante, luminosa y entera y permanecer así el resto de mi vida.

A mis treinta y un años estoy empezando a andar mi camino y no tengo la mínima certeza de nada, siento más dudas que cabellos en mi cabeza y a veces me pienso enteramente sola en este andar entre lo que mi mente desea y lo que puedo lograr en un tiempo determinado, entre lo que mi cuerpo me pide y lo que quiero imponerle, entre mis brillantes expectativas y lo pequeñito de mis avances.

Pero hay algo que sí sé de cierto y no lo supongo (J.S) y es que estoy viva, mi corazón late constante y mi respiración continúa, no hay marcha atrás en mi determinación de crecer y honrar mi camino, mi voz y mi alma y aunque a veces parezca retroceder, sigo adelante.

Por primera vez desde hace años me siento sin reglas, sin instrucciones y totalmente responsable de lo que yo decida hacer con mi viaje y nunca me había sentido más asustada.

Sigo adelante, y hacia los lados y hacia adentro y hacia arriba y hacia donde mis pies me lleven, con miedo pero con amor también, con prisas a veces pero también con tolerancia y paciencia, con incomodidad en ocasiones, pero con profundo agradecimiento porque por fin, estoy andando mi camino, ese que voy haciendo, forjando, danzando, pintando, cosiendo, escribiendo, cocinando, limpiando, lavando, amando, besando, abrazando, llorando, soñando y viviendo cada momento de mi vida.

Voy caminando, sigo avanzando, camino...