jueves, 26 de febrero de 2009

Entre mujeres


Estoy comiendo unas deliciosas fresas y aunque mis ojos están un poco cansados y necesito dormir, al parecer, esta es la hora en que mejor puedo conectar con mis necesidades más profundas, mis sueños y deseos porque en casa, todos menos yo, duermen.

Tengo tiempo ansiando una tribu, un círculo de mujeres amigas con quienes conversar sobre todas esas cosas que siento, pienso, deseo y lloro. Quiero sentirme cobijada, acompañada, guiada, inspirada y orgullosa de pertenecer a un clan,a una comunidad de almas vibrantes, cálidas, alegres, amorosas, generosas y creativas.

Siempre me he sentido más cómoda en compañía de varones, quizá porque no hay lugar para la competencia, (no me interesa ser un hombre ni actuar como tal) encuentro que me resulta muy fácil y agradable hacer amistad con algunos hombres. Tengo excelentes y muy queridos amigos en los que confíar, de quienes aprendo y cuya amistad me nutre y reconforta.

Sin embargo tengo pocas amigas, muy pocas. Y no todas están a la mano cuando las necesito, ni yo a su alcance cuando me requieren, a veces es cosa de distancia espacial, otras es un algo más que no alcanzo a definir, algo que me ha frenado a establecer una nueva amistad que sea profunda y sustentadora.

Supongo que es miedo, miedo a abrirme demasiado, a mostrar mi vulnerabilidad, confiar y luego perder. Desconozco el origen de ese profundo temor, creo que necesito explorarlo, pero en cuanto a relacionarme amistosamente con mis congéneres, suelo ir despacio.

Y me doy cuenta de que mi creencia y actitud a este respecto ha propiciado precisamente que me haya sido difícil entablar amistad con otras mujeres en el pasado, así que a partir de hoy, comenzaré a tender lazos, buscaré esa tribu a la que ya pertenezco y que aún no encuentro, estoy abriendo la puerta y sé que ya están aquí, sólo es cuestión de presentarnos.

Pienso que algo hay en nuestra cultura que fomenta este temor y una especie de aversión a la compañía femenina, durante siglos se han hecho advertencias sobre la capacidad viperina en la lengua de "las mujeres", sobre el chismorreo, la competencia y rivalidad, la constante comparación y demás y sí, yo creo que eso puede ocurrir entre dos personas que se relacionan estrechamente, pero no pienso que sea exclusivo del género femenino.

Por otra parte, creo que hay una gran cantidad de mujeres cuya capacidad de amor, comunicación, apoyo, escucha, generosidad y fuerza es incalculable y yo quiero formar parte de esa comunidad.

Quiero celebrar mi femineidad alegre y orgullosamente, sentirme libre y feliz de expresar quien soy sin disculparme por lo que siento, por mis emociones ni por las características únicas y femeninas que conforman quien soy.

Me estoy quitando la armadura, sé que no hay mejor protección y sensor que mi intuición, sé que todo es aprendizaje y que estoy lista para dar y recibir más amor, compasión, amistad, energía creativa, y buena vibra.


BIENVENIDAS

Las abrazo, celebro y agradezco su bendita presencia femenina.

No hay comentarios: