lunes, 12 de enero de 2009

Shshshshshshshs.....

Ya volví, estoy escuchando música en francés y me encanta! No entiendo absolutamente nada y es perfecto porque ni siquiera hago el esfuerzo por captar lo que dice como lo haría si la canción estuviera en español o en inglés. Me sucede que cuando oigo música que no está en mi idioma, presto total atención a la melodía, mientras que cuando entiendo la letra o parte de ella, mi atención se desvía de manera automática a ella y me distrae de la tarea que traiga entre manos o entre orejas, jiji.
El conocer lo que dice una canción puede cambiar lo que pienso y siento de ella, si me gusta lo que dice, puedo empezar a tomarle el gusto a una tonada que no me atraía de manera natural, por el contrario, puede llegar a tornarse aversiva esa melodía pegajosa si la letra me resulta desagradable. De cualquier modo, encuentro que música y letra tienen distinta preponderancia en mi criterio dependiendo de qué es lo que deseo escuchar en un momento dado, por ejemplo: si estoy limpiando y quiero sentirme energetizada, la letra es lo de menos, lo que necesito es una melodía rica, movida, guapachosa y sabrosa para trabajar a gusto, si estoy escribiendo o haciendo algo que requiera concentración mental, entonces prefiero algo instrumental o simplemente muy relajante, cuando me siento decaída emocionalmente, algo movido o con letras alegres me levanta el ánimo, etc.
A lo que francamente tengo poca tolerancia, es a escuchar música en la radio, porque repiten las mismas canciones que por lo general no son de mi agrado y porque las rolitas de moda suelen tener letras de amor y desamor a cortavenas que de verdad me caen muuuuuuy gordas!
En fin, quiero decir que adoro escuchar las voces humanas, el sonido de una voz hablando, cantando, recitando, actuando, etc. ; la cadencia, el ritmo y la melodía tan particulares al hablar de hombres y mujeres, las tesituras de sus voces y demás.
Hay personas que tienen una forma de hablar tal, que escucharlas es un verdadero deleite, de sus gargantas las palabras brotan como gotas de agua cristalina, como cuentas únicas y brillantes, se ensartan una a una. Libre del protagonismo de la imagen, oir radio es recuperar la conciencia del poder y la seducción que caben en una voz, todo lo que uno puede imaginar simplemente escuchando: de inmediato la mente configura una personalidad y un estado de ánimo pertenecientes a quien habla, es muy interesante.
Escuchar las peliculas en su idioma original es algo que siento como requisito indispensable para capturar el tono original del filme, de la actuación, además oir idiomas extranjeros me resulta fascinante, como se distinguen entre sí no sólo por la distintas raíces y el origen de las palabras, sino por el ritmo y la musicalización tan particulares de cada dialecto y lengua.
Dicen que en el pedir está el dar y si, estoy de acuerdo, pero el éxito no sólo radica en escoger las palabras adecuadas, sino en la tonalidad de la voz, y si dudan de ello, pónganlo en práctica la próxima vez que susurren algo en el oído de quien aman.

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