martes, 24 de marzo de 2009

AMAR INCONDICIONALMENTE


Han sido días muy interesantes, estoy conectando con energías creativas y femeninas, estoy creciendo, estoy tratando de ser valiente y encarar aquellas cosas que me duelen y que no he querido desenterrar en mucho tiempo. Temas que sé están ahí y que creía no tenían ya poder sobre mí, o en realidad creo que sólo me estaba haciendo pato. La vida es una y hay que tomar las riendas y andar con confianza, recorrer el camino con gracia, aceptándonos y tratando de hacer las cosas lo mejor posible siendo honesta con lo que verdaderamente uno es, siente, piensa y cree.

Hay momentos en los que me siento cansada, con cierta sombra de tristeza, queriendo llorar y no encontrando el espacio, el momento adecuado o a veces no siendo capaz de hacerlo. Creo que temo abrir las compuertas de una presa interior que me asusta se desborde y no pueda controlar, pero, no es eso de lo que finalmente se trata todo esto? ¿De soltar todo lo que no me ayuda a estar bien, a ser yo misma, a sentirme ligera y libre por fin?

Llevo mucho, mucho tiempo conteniéndome, tragándome mis sentimientos y pensamientos, actuando de manera pasivo agresiva, siendo condescendiente con el afán de obtener aceptación de los demás como si fuera aire, negando mis necesidades y mis sueños inclusive a mí misma.

Así que el camino de regreso está costándome algo de trabajo y sinceramente no tengo idea de cuanto tiempo me llevará. Supongo que eso es el trabajo de toda una vida. ¿No es irónico y realmente triste que pasemos gran parte de nuestra vida tratando de ser distintos a lo que somos, porque creemos que eso nos permite sobrevivir en este mundo y obtener la satisfacción de nuestras necesidades, y que, cuando finalmente nos damos cuenta de que lo estamos haciendo mal, tardemos el resto de nuestra existencia en recuperar lo que de pequeños hacíamos con deleite, orgullo y naturalidad: ser uno mismo?

Creo que mi conflicto primordial es que dudo que exista en realidad esa cualidad que llaman AMOR INCONDICIONAL. Sé que lo más cercano a eso lo he experimentado por mi hijo, pero en realidad no sé si eso contituya un amor incondicional, porque yo me sentí de tal forma plena y colmada con la llegada de mi bebé que, el amarlo, se me daba tan naturalmente como el respirar. Sin embargo con el paso del tiempo, y aunque amo a mi hijo de la manera más intensa y profunda que soy capaz, no siempre siento ese amor con la misma intensidad, y conforme mi peque va desarrollándose y ejerciendo su creciente individualidad, su personalidad y su independencia, me es necesaria más sabiduría y luz para armonizar con este espíritu remolino, vivaz, y perseverante que es él.

Quizá es que idealizo el amor y que en realidad ese AMOR INCONDICIONAL está lleno de vericuetos, de cimas y honduras en la superficie, pero permanece estable en la profundidad, en su raíz, aunque a veces ni yo misma sea capaz de verlo así por mi propia idealización.

Al fin y al cabo uno no puede amar distinto de como es, de como funciona el universo, la naturaleza y la vida: Cíclicamente, siempre cambiante, aunque a veces aparente lo contrario.

En fin, ya desahogué un par de pensamientos y ya no seguiré por el momento, porque luego termino muy lejos de donde comencé y porque tengo dibujos pendientes de colorear. Por fin!

No hay comentarios: