viernes, 8 de octubre de 2010

De Criar y trabajar o de todo lo que se me ocurrió escribir aunque ya no tenía que ver con el tema ;)

Durante casi 5 años fuí maestra de maternal en un kínder. Los niños a mi cargo tenían dos años y medio en promedio. A raiz de estar en contacto constante con ellos y sus madres, llegué a la conclusión de que los niños de madres cuyo trabajo les mantenía lejos de sus hijos durante la mayor parte del día, a menudo tenían comportamientos agresivos a sí mismos y a los demás, entre otras cosas.
En ese entonces no era madre y de haberlo sido, mi conclusión hubiera sido seguramente muy distinta, porque ajena al mundo de la maternidad, me era muy sencillo juzgar el comportamiento de las madres e incluso en mi mente, solucionar los problemas que tan claros le parecían a mis jóvenes e inexpertos ojos.

Ahora soy madre y entiendo que una nunca puede ser todo lo que deseaba ser como madre, que no puede evitar caer en ciertos comportamientos y actitudes que se juró nunca realizar y que, para resumir, maternar es adentrarse en un universo que una cree conocer pero en el que nunca termina de sorprenderse y aprender, de conocerse y de crecer.

Yo tuve la fortuna de poder elegir si quería trabajar fuera de casa o quedarme, muchas mujeres simplemente no la tienen. Y yo decidí hacer de la crianza de mi hijo mi trabajo a tiempo completo, al menos en teoría, porque en la práctica como suele suceder, las cosas no son tan simples.

Tras los dos primeros años de vida de mi hijo en los que mi enamoramiento y asombro permanecieron intocables, mi estancia en casa como mamá de tiempo completo fué maravillosa.
A partir de los dos años y medio comencé a sentirme cada vez más inquieta, con deseos de volver a pintar, de crear, de tener más tiempo para mí para escribir, salir, conversar de otros temas que no tuvieran que ver con los ires y venires de la vida hogareña y maternal, quería, necesitaba tiempo a solas para dormir, hablar en voz alta o simplemente..pensar sin interrupciones constantes.

Ha sido todo un desafío para mí conciliar mis deseos y necesidades con los de mi hijo, o al menos con la idea que yo tengo de nuestros deseos y necesidades. Es un desafío criar a un hijo sintiéndose tantas veces incompetente, a punto de cometer un error que traumará al hijo en cuestión de por vida o cayendo en el rol de la madre sufrida en el que se termina agotada, resentida y creyendo que una se merece casi casi una canonización por "todos los sacrificios que hace".
Es un reto ser madre en cualquier tiempo y circunstancia porque la maternidad nos enfrenta a nosotras mismas de una manera espectacular y nos pone, en el mejor de los casos, a cuestionar nuestras creencias y el trasfondo real de nuestras acciones. Es todo un reto ser una madre presente e informada en estos días en que la información, toda clase de información abunda en la red y donde uno accede a tantas teorías que en ocasiones parecen multiplicar en nuestra mente las posibilidades de ser una madre ineficiente, y lo peor de todo, de hacerlo con conciencia de nuestra (aparente) ineptitud.

Yo de verdad creo que trabajar o no trabajar fuera de casa mientras se es madre es un asunto absolutamente personal y que una madre informada y consciente, amorosa puede conciliar (o al menos intentarlo) su vida laboral ya sea por necesidad o por gusto, con su labor de madre.
Conozco mamás que, increíblemente se las arreglan para trabajar fuera de casa y al llegar a su hogar pasan tiempo de calidad con sus hijos y pareja, salen a pasear y mantienen sus amistades, atienden a reuniones espirituales, visitan a los familiares, hacen comida y limpian la casa....
Sé que lo hacen, cómo?, ni idea. Pero son madres felices, sanas, con hijos felices que no dejan de desarrollarse maravillosamente porque van a una guardería, ni porque no usan pañales de tela o porque comen azúcar y toman refresco.
Y el que eso me maraville muestra qué tan bombardeadas de información y de "debes" estamos las madres que no sentimos informadas o intentamos estarlo.

Yo creo fervientemente que no hay un patrón en el que acomodarnos a la hora de ser madres, que increíble y maravillosamente, nuestros hijos vienen tan bien equipados que a pesar de nuestros intentos y carencias, nuestra sociedad, las escuelas, las vacunas, la comida chatarra, la televisión y las creencias de moda así como las de la antigua escuela (agreguen aquí todos los etcéteras que consideren pertinentes), terminan desarrollándose bastante bien. Y conste que hablo de crianzas "promedio", si es que tal cosa existe, en las que no hay violencia ni maltrato deliberado,por supuesto.

Más que sumergirme en un debate o un análisis sobre el efecto que tiene sobre un hijo el que su madre trabaje o no y todas las derivaciones en su vida que surgen de esa decisión, quiero expresar que en mi opinión una de las mejores enseñanzas que como madre puedo darle a mi hijo es ser honesta conmigo misma y amarme como soy. Y con eso me refiero a que no me fustigaré interiormente (o intentaré no hacerlo) por no ser la madre que quisiera y no logro ser, esa que está en sintonía con los ciclos de la naturaleza y de sí misma y vive de acuerdo a ello, que transfiere su respeto y amor por el planeta a cada uno de sus actos y decisiones, que es amorosa, divertida, paciente y presente la mayor parte del tiempo, que mantiene conciencia de que su hijo no es una extensión de sí misma, sino un individuo que merece todo su respeto y por tanto no cederá al impulso aprendido de manipular, amenzar, ni de coaccionar su comportamiento usando todo tipo de triquiñuelas absurdas, que sabe poner límites amorosos y decir no cuando verdaderamente quiere decir no y sí sólo cuando conscientiza a lo que se está comprometiendo al asentir, que consume conscientemente y pone especial cuidado en lo que ella y su familia comen, leen, ven y escuchan, que piensa antes de actuar y decir para no impregnar a su hijo con sus prejuicios e ignorancias, que sabe vivir acorde a sus prioridades, entre las cuales está por supuesto el bienestar integral de su hijo, que permite y promueve la libre y sana expresión emocional y de pensamiento, que educa en casa sin sentirse abrumada por la constante presencia, interrogantes y curiosidad natural de su pequeño y que camina en pos de su plenitud sin abandonar sus sagrados deberes como madre y pareja. (y amiga, hermana, nuera, cuñada, etc.)

Jajajaja, sencillo no?
Pues no!, para mí como madre es una lucha cada día y (en días menos afortunados, cada hora,) por conciliar los deseos que surgen de mí y que a veces ni siquiera coinciden con mis necesidades, con los de mi hijo, que a menudo presenta esta misma disyuntiva aunque no tan frecuentemente, debo agregar. Para mí es ya de por sí un reto educarme y entenderme a mí misma y digerir toda esa información que leo que en teoría me parece maravillosa pero en la realidad me abruma y me parece tan lejana, para después intentar aplicarla a mi vida cotidiana, para mí es un reto diario el asumir, por absurdo que parezca, que ya no soy una niña, ni una novia consentida, sino una madre, una pareja y una ama de casa que tiene como deber el organizar todos estos roles de una manera al menos levemente eficiente sin caer en el caos total ni en la locura.

Trabajar o no fuera de casa, dar pecho o no, vacunar o no, comer orgánicos o no, educar en casa o no, ser ecológica o no, saben? Creo que eso no nos hace ni mejor ni peor madres, creo que lo que nos hace mejores personas y en consecuencia mejores madres, amigas, mujeres en general, es ser auténticas y dar lo mejor de nosotras cuando podamos y descansar cuando no podamos seguir, pedir ayuda cuando estemos cansadas, mostrarnos vulnerables y humanas ante nuestros hijos, con dudas e ignorancias, con errores, infinitud de ellos, pero con nuestra mejor disposición de aprender, enmendar, pedir disculpas, reirse de una misma de vez en cuando y no tomarse tan en serio y de cada día, despertarse agradeciendo lo que somos, lo que hacemos, las bendiciones que tenemos y tratar de seguir sintiéndonos agradecidas al llegar la noche, de poder sentirnos satisfechas no porque estamos siguiendo las reglas de nuestro librito personal, sino porque, hagamos lo que hagamos, estamos haciéndolo en conciencia y con profundo amor, o al menos...intentándolo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Manita bella me encanta que publiques de nuevo...y naa no estuvo tan largo has tenido peores jajaja =*
Me encanta que estes meditando sobre todos esos aspectos y que los dejes salir de tu mente para no abrumarte con ellos...
te amo mucho y sabes que aunque en B...cuentas conmigo el que siempre te ama...no matter what...your manito (L)

Ileana Medina dijo...

Me ha encantado esta reflexión!!!
Muchas gracias!!! Un abrazo!!!

Martha dijo...

¡¡¡¡¡¡¡Amiga!!!

Te luciste, me gusta mucho como describes tus sentimientos, que son los de muchas de nosotras, comparto mucho de lo que dices, creo que cada madre hace lo mejor que puede con lo que tiene y no por ello es mala mamá; como tú dices cada día vamos creciendo, aprendiendo e intentando ser mejores en cada cosa que hacemos...

Te dejo un abrazo, y te felicito me encata tú blog!!

Te quiero mucho!!!