lunes, 27 de septiembre de 2010

Regreso a mí

Agradezco inmensamente los sincronismos, los "pequeños" milagros que tienen lugar cada día, aquellos que reconozco fácilmente y los que de pronto no soy capaz de ver como tales.
En estos día siento que la vida misma, mi ser casi en su totalidad y mi medio ambiente están haciendo una invitación, ya no tan sutil a enfrentarme a lo que me da tanto miedo intentar.
Desde hace mucho escucho el llamado que he querido evadir, que he postergado hasta lo imposible y que ya no puedo negar.
Hablando con una amiga hada que tiene la mágica cualidad de acompañar y abrazar con las palabras, con la intención amorosa bien reflejada en cada letra, tengo que admitirme primero a mí misma que me he tenido muy pero muy abandonada, que he hecho cuanto me fué posible por intentar mantener una paz ficiticia a base de callarme, de negarme y de mantenerme enroscada por miedo a no ser aceptada, amada por quien esperaba ser incondicionalmente apreciada desde que nací.
Yo soy madre y ahora sé cuanto espacio y distancia hay entre mi hijo y yo, aunque a veces parezca no haber ninguna, qué tan complejo puede ser amar en su totalidad y sobre todo demostrar los infinitos matices de ese amor cuando su expresión personal (la de su ser y sus deseos) y la mía parecen enfrentarse, dirijirse hacia lados opuestos.
Nada como la maestría de la inocencia de un hij@ para mostrarnos por entero todito aquello que nos hemos negado a nosotras mismas, que nos hemos callado y que tememos ver a ojos y alma abiertos.
Un hij@ nos muestra con absoluta claridad esas áreas en las que no nos permitimos ser, los vacíos, las "carencias", nuestras ideas caducas, nuestros secretos. Y en el amor a ellos reencontramos nuestro amor a nosotros mismos, si nos atrevemos a andar ese camino.
Pues yo estoy aquí, atreviéndome, a veces pareciera que apenas animándome a atreverme, asomando la cabeza como para ver si no hay peligro alguno en sacar a airear las ideas que no gozan de bienvenida en mi entorno, pero que pueblan mi interior y revolotean felices en mí, otras salgo de forma impetuosa y sin planeación alguna para encontrame con distintos pero siempre sorprendentes resultados.
Una va ascendiendo en consciencia y experiencia, los errores nos muestran el camino a seguir o el camino a no seguir, y de momento yo debo parar esta carrera en círculos que momentáneamente he andado y seguir en espiral hacia adelante.
Mi cuerpo me habla, la tensión en mi estómago, la acidez en mi plexo solar, el dolor de cabeza, la tensión, la necesidad de llorar, de expresar, de liberar que a veces sólo saco con toda la fuerza que puedo, al cantar visceralmente, así es como siento que libero la energía contenida dentro de mí.

Regreso a comer, con conciencia de los mensajes que me está dando mi cuerpo, de cuando parar, de qué comer, de qué no comer, de cuándo comer. Algo tan sencillo y tan satisfactorio cuando logro entonar.
Regreso al horario para dormir y despertar, al gozo que sentí esos días de amanacer casi a tiempo del sol para estirar mis dormidos músculos y saludar el día desde un tapete de yoga, a continuar vaciando la mente de los pensamientos circundantes en la hojas del cuaderno, libres, fluidas las palabras/ideas/emociones.
Regreso a caminar con pies desnudos sobre la tierra, a sentirla entre mis manos, pegada a mis dedos y olerla con deleite cuando está húmeda.
Regreso a conectar con la Madre Tierra en mi corazón y mi pensamiento todos los días a las 9:09, en una sintonización con un montón de almas que hacen lo mismo en distintos lugares al mismo tiempo.
Regreso, apenas puedo creerlo tanto tiempo hace que no lo hacía, regreso al innato derecho y deber de expresarme toda gústele a quien le guste, regreso a ser la cuidadora de mí misma, cultivando atenta y amorosa mi ser entero dándome voz siempre, habitándome por completo, reconociéndome toda y amándome como mejor pueda en cada momento dado y toda circunstancia.

2 comentarios:

Ivana Gisela Alvarez Riccardo dijo...

Espejada, palabras como escritas por mi mano. Comprobación constante de que somos una sola alma. Transformación. Buscamos la luz. No estamos solas.

Ivana A. R.

Martha dijo...

¡¡Hola hermosa!!

Cuánta verdad tienen tus palabras amiga, me siento feliz por ti!!! Gracias por inspirarnos amiga creo que todos necesitamos búscar más adentro de nosotros mismos, para sanar, perdonar y seguir el camino correcto, parar re-conectar con esa persona interna que desconocemos casi que totalmente... que difícil puede llegar a ser... Verdad? Leerte me da tanta paz, gracias de verdad...

De momento en lo personal creo que necesito mucha constancia para lograrlo... Cons-tancia que palabra jajaja

Te dejo un besote enorme, y otro más al peque!!!

Luz para ti bella!!!